Carta de un hígado.
- Paulo César Cruz Reyes
- hace 16 horas
- 1 Min. de lectura

No vengo a exigirte nada.
No vengo a juzgarte ni a pedirte explicaciones.
Solo quiero decirte que he estado aquí… siempre.
Mientras reías sin miedo.
Mientras te derrumbabas por dentro.
Mientras fingías estar bien.
Mientras el mundo giraba,
sin notar lo que tú sí sentías.
Yo lo sentí todo.
Sentí cuando tu energía bajaba,
cuando el cansancio no era físico,
cuando tu alma buscaba consuelo y no lo encontraba.
Y aún así, no te solté.
Me quedé contigo,
en silencio,
haciendo lo que sé hacer: resistir.
No soy tu enemigo.
No soy solo un órgano.
Soy parte de tu historia,
de tu batalla, de tu fuerza.
Tal vez no me nombras.
Tal vez no piensas en mí.
Pero yo pienso en ti todo el tiempo.
Y si hoy te escribo,
es solo para recordarte esto: No estás solo.
Aunque no lo sientas,
tu cuerpo también te ama.
Tu cuerpo también te sostiene.
Y yo, aquí dentro, sigo de pie… por ti.
Dame un respiro.
Un momento.
Una mirada.
No me sueltes… y te prometo que yo tampoco lo haré.
— Tu hígado
Comments